Esta cruz de cerámica es la Cruz de los Valientes. De los que no tienen miedo de mirar a Cristo, vivir en Cristo, vivir como Cristo. De los que no tienen miedo de dejarse irradiar por su luz y, por tanto, ser luz para muchos.
El 2 de abril de 1987, San Juan Pablo II, entonces Santo Padre, se encontraba con los jóvenes chilenos para dirigirles unas palabras que quedarÃan para siempre grabadas en el oÃdo de todo aquel que quisiera escuchar.
“¡Queridos Jóvenes! ¡No tengáis miedo de mirarlo a Él! Jesús es la Palabra que Dios tenÃa que decir al mundo. El amor vence siempre, como Cristo ha vencido; el amor ha vencido aunque, en ocasiones, ante sucesos y situaciones concretas, pueda parecernos incapaz. Cristo parecÃa imposibilitado en la Cruz. ¡Dios siempre puede más!”
Cada medalla va acompañada de una gargantilla de hilo de seda japonesa de 1mm en baño de oro de 18kt y un clip de hebilla de semilla de melón.
Cada medalla se hace a mano de manera individual, por lo que pueden tener alteraciones en la forma o en el color de una pieza a otra.
Cada pieza es creada, pulida y lijada una a una a mano. Cada pieza es cocida una vez a alta temperatura en horno cerámico (1280°c), esmaltada a mano y cocida de nuevo – hasta dos veces más – a baja temperatura (>800ºc). La primera cocción permite que la arcilla se convierta en cerámica de gran dureza. Las cocciones a baja temperatura permiten que el esmalte y las calcas vitrificables o el lustre se integren en la pieza.
Los complementos que acompañan a la cerámica deben ser cuidados minuciosamente. Tanto la cadena como la hebilla deben evitar el contacto con el agua o lÃquidos corrosivos como los perfumes o cremas.
Si prefieres una opción sin lustre de oro también tenemos la medalla de la cruz blanca de cerámica con el estampado de la cruz
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San Juan Pablo II: Un Ejemplo de ValentÃa Cristiana
Karol Józef WojtyÅ‚a, conocido como San Juan Pablo II, fue elegido Papa en 1978 y ejerció su ministerio durante más de 26 años, marcando la historia de la Iglesia Católica. Desde su juventud, enfrentó desafÃos extraordinarios, como la ocupación nazi en Polonia y el régimen comunista, que intentaron silenciar su fe y su compromiso con la verdad.
Durante su pontificado, San Juan Pablo II no dejó de mostrar su valentÃa. Sobrevivió a un intento de asesinato en 1981, perdonó públicamente a su agresor y continuó predicando el mensaje del Evangelio en todas las partes del mundo, incluso en paÃses donde la fe cristiana estaba restringida o perseguida.
San Juan Pablo II inspiró a millones al proclamar: “¡No tengáis miedo!” Este llamado a la valentÃa resonó especialmente entre los jóvenes y las familias, animándolos a vivir su fe con autenticidad, incluso en un mundo que a menudo rechaza los valores cristianos.
La Cruz como SÃmbolo de ValentÃa
La cruz es el sÃmbolo central de la fe cristiana, recordándonos el sacrificio de Jesús y la promesa de la salvación. San Juan Pablo II enfatizó que la cruz no es un signo de derrota, sino de victoria, y que abrazarla requiere valentÃa.
En sus homilÃas y escritos, el papa destacó que cada cristiano está llamado a cargar su propia cruz con amor y confianza en Dios. La cruz, decÃa, es el camino hacia la vida eterna y un recordatorio de que Cristo venció al pecado y a la muerte.
Bajo este contexto, el concepto de la Cruz de los Valientes cobra vida como un sÃmbolo de la fe inquebrantable y el coraje que San Juan Pablo II mostró durante toda su vida.




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